Hardfreak

AMIGOS

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Uno no se da cuenta realmente de quienes son sus amigos hasta que un hecho insignificante los delata. Estos hechos son hermosos, son los que llenan la vida de un “no se qué” muy especial. A veces, estos actos son tan simples, que ni siquiera nos damos cuenta de ellos y los olvidamos. Enaltecemos a compañeros, amigos, conocidos... otorgándoles el tan inmerecido título de amigos por, simplemente, estar a diario con ellos, por compartir horas del día, de estudio o de “fiesta” en su compañía. Y llegamos a casa y nos sentimos insatisfechos, con un hueco hondo dentro.
Corrompemos el sentido mismo de la amistad, considerando sólo colegas o compañeros a los verdaderos amigos. Y así nos pasamos la vida, confundiendo sentimientos, despreciando lo verdadero de las personas.

Yo pensaba que tenía un amigo. Y ocurrió un hecho insignificante que hizo que todo se perdiera. Lo delató. Me sentía mal por dentro, con rabia contenida, frustrada, y lo peor de todo: empecé a no sentirme querida por él (y a comprender la hipocresía de sus palabras). Por fortuna, en esa época en que perdí a lo que yo creí que era un amigo, gané a dos y reafirmé una amistad.

A uno de los amigos que gané ya lo consideraba desde hacía mucho tiempo, pero nunca me convencía del todo. Hasta que, y adivina lo que viene ahora; un conjunto de hechos insignificantes me trajeron la frescura de una amistad que yo creía podrida por dentro. Y entonces, tras haberme dado cuenta de este acontecimiento, empecé a no sentir ese hueco hondo.
Mi otro nuevo amigo, ya era antes un ciberamigo. Ahora es mi “socio” de weblog, y puedo afirmar que a pesar de no saber casi nada de él me ha hecho intuir que de esta aventura (que espero que continuemos juntos) se va a forjar una amistad bonita. Espero que él también ponga de su parte (como hasta ahora). Supongo que compartir –algunos- gustos musicales ha influido en que esto pueda seguir adelante.
Y luego está mi amigo reafirmado. A éste lo conozco desde hace ya algo más de un año. La amistad surgió casi espontáneamente, de la noche a la mañana, con una fuerza increíble que me hizo sentir desde el primer momento que seríamos amigos por mucho tiempo. Lo hemos compartido todo, y puedo considerarle mi mejor amigo. Le quiero como a nadie, y los pequeños baches que asaltan el camino de cualquier amistad han hecho que me de cuenta (ahora más que siempre) de lo especial que es. Compartimos gustos musicales y artísticos en general. Le debo una visita al museo del Prado y una noche de fuegos artificiales.

Luego están los amigos y amigas de toda la vida, que aunque falten durante temporadas largas se sabe que no van a fallar. Esto es un inventario de amigos y ellas/os no podían faltar, así que os dejo una lista de nombres que a vosotros no os interesarán pero que a mí con sólo leerlos me sacan una sonrisa: Karol, Anita (Corpas), Lara, Tania, Terita, Sandry, Alberto (Farlow), Sofi, Mari y Pablo + Borja + Enrique. Gracias.

Este es mi post de introducción, recordando a los que han aguantado últimamente mi pesadez con el tema del weblog. Que tampoco era para tanto. Un saludo a todos los que me lean.

Pero no puedo irme sin dar unas gracias especiales a Borja y sin recordarle a Kike: “Compañero usted sabe que puede contar conmigo”